Con la miel de su ternura
Por: Elízabeth Silva R
Su bondad y dulzura lo inundaba todo, la sierra y el llano supieron de su entrega a una causa en la que creyó desde el primer momento.
Sabía que el camino elegido era el correcto para asegurar una vida mejor y brindarles pan a los pobres, enseñanza a los ignorantes, salud a los enfermos.
En la sierra fue imprescindible, delicada, pero con carácter para acabar de raíz con los males que azotaban la patria en esos momentos, su actuar valiente así lo dejó para la historia, desafíos peligros, no temió.
Como una hermosa flor brindó sus cualidades para crear una obra que perdurara para toda la vida.
Con inmensa sensibilidad y paciencia escuchó a quienes lo necesitaban, estuvo presente en la solución de los problemas, al lado de Fidel y del pueblo incondicionalmente.
Es la flor más autóctona de la Revolución, mujer sencilla, culta, que ungió la obra con la miel de su ternura.
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