Manos solidarias
Por: Elízabeth Silva R.
“ Compartidas con la amistad las pesadumbres son más leves”, sentenció José Martí, el Apóstol de la Guerra de Independencia; y hoy más que nunca percibo materializadas estas certeras palabras, al ver la destrucción y muertes en el hermano pueblo de Haití, devastado por un terremoto, que trajo a sus habitantes el dolor y desolación.
Ante la calamidad de los sucesos, muchas manos solidarias se tienden en aras de ayudar a estos hermanos, que en medio de su pobreza, sufren los más horrendos sucesos vividos en doscientos años.
Desgracia por doquier, dolor reflejado en rostros por la pérdida de seres amados, niños que no pudieron crecer, muertos en plena juventud, otros aún no rescatados de los escombros.
La solidaridad de los pueblos con sus potentes lazos llegan para hacer suyas las labores curativas y de ayuda.
Países hermanos acuden al auxilio de los necesitados; allí están los cubanos, médicos, enfermeras, paramédicos, extendiendo sus manos solidarias para salvar vidas y prestar su ayuda incondicional, demostrando que "el deber de un hombre es estar allí, donde es más útil."
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