Savia de la libertad
Por: Elízabeth Silva R.
Nuestros sentimientos de nacionalidad y la cultura de este pueblo, tienen raíces profundas que se proliferan en cada mujer y hombre en su andar cotidiano por el influjo de la sociedad.
Hechos que jamás se pueden borrar de nuestras mentes, y que pasan de generación en generación, afianzan más y más el conocimiento, el encanto de la primicia de la cultura, basada en sentimientos libertarios, nacidos en medio del fragor de la lucha por una patria libre, donde ondeara sola su bandera y donde sus hijos corrieran al combate en defensa de la madre patria.
Ella los contempla orgullosa, porque no temen una muerte, donde prevalece la convicción de que morir por la patria es vivir, vivir para siempre en el pedestal de la historia.
Perucho Figueredo, un cubano digno, sentado en su caballo escribió ese 20 de octubre de 1868, en la ciudad de Bayazo, un himno, nuestro Himno Nacional, un llamado al decoro, a la lucha por hacer libre a la tierra que los vio nacer, sin temor, con la dignidad y amor que sus hijos les inspiran.
Así nació nuestra cultura, la madre del decoro, la savia de la libertad.
0 comentarios