Así es Martí
Por: Elízabeth Silva R
En víspera de su gloriosa muerte en combate, el Apóstol de la Independencia de Cuba, le escribió a su amigo Manuel Mercado, en México “...ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizar- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América... Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David”. Era su Testamento Político con un profundo carácter antimperialista.
Ese sentimiento del pueblo cubano tiene profundas raíces nacidas en las luchas por la independencia del colonialismo español y la praxis del pensamiento Martiano, patrimonio de esta nación en todas las generaciones.
Las concepciones Martianas no sólo ayudaron al pueblo a descubrir la otra América, sino también a Nuestra América, enseñando el arma ideológica para resistir al imperialismo.
José Martí iba mucho más allá de ser un patriota, un nacionalista, sino un antimperialista; alcanzó a vivir la etapa inicial de la época histórica del imperialismo en los Estados Unidos de Norteamérica, ello lo hizo convertirse en el primer antimperialista de la historia del mundo
Nuestro Héroe Nacional reconocía de lo que es capaz el imperialismo en aras de lograr sus objetivos; avizoraba la política conquistadora y expansionista de Estados Unidos, sabía lo que representaba el poder del gobierno norteamericano sobre nosotros.
Presentía que si los Estados Unidos intervenía en Cuba, seríamos maltratados y hasta expulsados de nuestra propia tierra. En misiva dirigida a Antonio Maceo, le escribe: “… de la ciudad fundada por los cubanos, los americanos beneficiarios echan a los fundadores, y les van a buscar a La Habana a sus enemigos para que los sigan oprimiendo, y les sigan privando de trabajo, en la tierra extranjera…” Cuán claro estaba Martí al reconocer la política imperialista y el peligro que se cernía sobre Cuba y América.
Es por el más universal de los cubanos que conocemos al imperialismo, con sus alertas y definiciones concretas , su conciencia estaba adelantada al ser; sus concepciones cada día cobran más vigencia, máxime en estos tiempos de globalización neoliberal y de unidad de Nuestra América.
Un inmenso legado que nos dejó José Martí es su generoso corazón a disposición de los oprimidos. El antimperialismo; además de ser una posición política, representa el humanismo más profundo.
Las excepcionales doctrinas del Maestro nos enseñan que debemos ponernos en fila para evitar que pase el Gigante de las Siete Leguas, para no dejarnos imponer recetas neoliberales ni políticas desde afuera que desvien nuestros destinos, nuestras culturas y nuestra identidad.
Ahí está el Apóstol, señalando el norte revuelto y brutal y sus designios imperiales, enseñándonos que “el imperialismo se acerca hacia todo aquello que desean” y de ese sistema solo se puede recibir injerencismos, guerras de rapiña, ataques terroristas y ambiciones.
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