Recuerdos de Girón
Por:Elízabeth Silva R.
Tengo en mi mente un impreciso recuerdo de la invasión mercenaria a Cuba, en 1961.
Era pequeña aún y no alcanzo a recordar bien, pero lo que más acude a mi mente es la sala de mi casa llena de personas, observando el desfile de aquellos hombres que llevaban sus manos en la nuca, vestidos con ropas extrañas.
No comprendía lo que sucedía. Mi padre, martiano y conocedor de las leyes del capitalismo, me explicó que eran mercenarios, hombres que vendían su patria, traicionándola y matando a sus hermanos, que ellos vendieron la tierra que los vio nacer, que el único suelo firme en el universo es en el que se nace, por eso hay que amarlo , respetarlo y cuidarlo de los enemigos.
Me decía que las enseñanzas de José Martí se materializaban al demostrar que en el pueblo cubano es tan grande la inteligencia como el valor, pues en menos de setenta y dos horas, se derrotó un enemigo muy poderoso, superior en armas y preparación; agregaba que muchos murieron, entre ellos un joven puertopadrense, Rafael Izquierdo, quien dejó su sangre en Girón, pero la abonó para siempre con su honor y bravura.
Hoy sus palabras son para mí enseñanza y guía, que respeto y me sirven de paradigma para comprender la fortaleza de mi patria.
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