Eternamente joven
El llanto de un niño anuncia su llegada y con él la felicidad de la familia; nadie podía imaginar cuanta gloria, cuanto genio, capacidad y paz traería al mundo.
La inteligencia fue su principal característica; vivaz, inquieto, lo preguntaba todo para saber más.
Desde pequeño no soportó las injusticias y era capaz de compartir lo suyo con quienes no tenían.
De José Martí aprendió sus doctrinas y las llevó a la práctica; las ideas del Maestro lo guiaron siempre en el largo camino recorrido para transformar el mal en bien.
Se convirtió en uno de esos hombres imprescindibles capaz de cambiarlo todo con sus conocimientos y accionar.
Las luchas estudiantiles supieron de su protagonismo, arriesgándolo todo para acabar con los desafueros que azotaban la sociedad.
El Moncada, el Granma, la Sierra y el llano fueron sus escenarios de lucha para lograr la libertad de su pueblo.
Las ideas de Marx y Engels lo prepararon para comprender y materializar la única vía posible de cambiar la sociedad.
Siempre al lado de la verdad, la justicia y el amor al prójimo, por los que lo apostó todo y lo dio todo.
Fidel, paradigma, líder del pueblo, de América y de las causas justas del mundo, el eternamente joven que irradia vida, conocimientos para el bien de todos, que tanto ha dado por la salud, educación y bienestar, sigue ahí firme en sus ideas progresistas al servicio de la humanidad.
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