Recuerdo indeleble

Por: Elízabeth Silva R.

Las cualidades de los padres  quedan en el espíritu de los hijos como quedan los dedos del niño en las alas de una mariposa, así quedan en mi conciencia los gratos recuerdos de mi padre, aquel hombre humilde, culto, estudioso e inteligente; todavía,los que lo conocieronan evocan cuan importante fue en su puesto de labor y enfermo, lo llevaban para que ofreciera sus criterios certeros.

En mi memoria guardo aún  frescas sus anécdotas, palabras sabias, instructivas, que luego conocí que me hablaba del Apóstol con mucha pasión y conocimiento, como la del tabaquero amigo de José Martí que se tomó el agua del enjuagatorio en un banquete, haciendo él lo mismo.

Era pequeña cuando su débil corazón no quizo latir más, nunca pensé que podía irse para no volver, pero su espacio para dedicarme  lecturas, conversaciones y juegos jamás olvidaré.

En mi quedó de manera indeleble, su antimperialismo, heredado de José Martí  y materializado de sus luchas obreras en el central.

De los norteamericanos, dueños del central, recibió ofertas de trabajo para el país del norte; apreciaban su inteligencia, lo que era capaz de crear con sus manos laboriosas, hábiles, de una creatividad extraordinaria y sin dilación las despreció . Su respuesta siempre fue contundente: ¡ No¡

-          ¡ Si en mi tierra me oprimen, allá me aplastan ¡

-          Y siguió aquí, firme como siempre fue

Recuerdo también su inglés perfecto,  magnífica escritura, sus versos y acrósticos, la maestría en las artes plásticas, sus conocimientos ilimitados; obras de la literatura universal que aún  conservamos, eran sus libros de cabecera.

Mis juegos preferidos con él eran de prestidigitación con una destreza increíble, a caractrizar personajes, interpretar lecturas entre canciones y bailes.

Al partir me dejó un vacío que nunca   he podido llenar,  pero guardo el agradecimiento de tener un padre que me enseñó a pensar , a reconocer virtudes, defectos y sobre todo ser útil