Libertad para los Cinco

Por:Elízabeth  Silva R.

Antonio, Gerardo, René, Fernando y Ramón,  amanecen cada día con peligro para sus vidas,  las reglas en la cárcel son muy duras, mucha represión, privados del mayor tesoro que puede tener cualquier persona: la libertad. 

Han estado en cárceles de máxima seguridad, en condiciones tan difíciles que a veces resulta hasta increible; cuando Antonio y Ramón fueron cambiados a prisión de seguridad media, vieron árboles por primera vez después de 11 años, entonces fue que sintieron cómo era ver y escuchar a los pájaros. 

Resulta muy cruel vivir sin sentir el aire libre, sin ver los rayos del sol, ni escuchar el trino de las aves; Gerardo estuvo hace dos años en las peores condiciones de tortura, soportando temperaturas tan calientes que tuvo que poner su boca al piso para poder respirar por debajo de la puerta.

La celda donde él y otro compañero fueron puestos durante un castigo era tan caliente, que el médico le recomendó  que NO tomara medicamentos para la presión porque era peligroso  para su salud.

Pero las convicciones y el valor de los Cinco son tan grandes, que han soportado por más de doce años las más inhumanas violaciones, a pesar de todo , nada perturba su forma de ser; por ejemplo Gerardo mantiene su carácter jovial, siempre tiene una sonrisa en su rostro, dice un chiste,  dibuja caricaturas con alto sentido del humor  y sus cartas muestran mucho amor.

Tony, escribe sus poemas y realiza sus pinturas,   mostradas en varios Estados del país del Norte.

Fernando,René y Ramón, al igual que sus compañeros, responden  cartas y mensajes enviados como muestras de apoyo desde diferentes latitudes, además, todos ellos, les imparten clases a compañeros de celdas, gesto que todos agradecen.

En Estados Unidos los Cinco NO son considerados  como lo que son: PRESOS POLÍTICOS, permanecen junto a los presos comunes, con alto riesgo para sus vidas.  Pero su digna actitud, honor y decoro han hecho que René, Gerardo,Ramón,Fernando y Antonio gocen del prestigio que ellos  merecen, y hasta sus propios enemigos tienen que reconocerlo.