Razones
Por: Elízabeth Silva R
Gerardo Hernández Nordelo tiene muchas razones para reclamar justicia.
Junto a sus cuatro compañeros fue víctima de un proceso judicial manipulado; sobre él cayó el mayor peso de la venganza política en que Estados Unidos ha convertido el caso de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos, condenados por falsos cargos de espionaje.
La mayor respuesta de represalia fue contra Gerardo, condenado a dos cadenas perpetuas y quince años, a pesar de la inexistencia de pruebas que demostraran sus delitos.
La Constitución estadounidense estipula el derecho de los detenidos a reclamar la revisión de sus casos, de ahí que la defensa de Gerardo Hernández Nordelo hiciera la solicitud del Habeas Corpus en junio del pasado año, del que no se tiene respuesta alguna. A las claras se ve la violación de los derechos fundamentales y constitucionales, legítimos para cualquier detenido.
El juicio de los Cinco es el resultado de una cadena interminable de violaciones; recordemos que fue celebrado en un lugar hostil: Miami, y no por falta de advertencias, debía ser allí para complacer a la mafia cubano-americana, comprometida con jueces y magistrados del país del norte.
Mientras que al luchador antiterrorista, Gerardo Hernández Nordelo, le negaron el reconocimiento de las pruebas presentadas en el juicio, otras fueron escondidas y manipuladas por algunos abogados allí presentes, en el de Posada Carriles ocurre todo lo contrario: mentiras justificaciones por todas partes, privilegios desmedidos en señal de agradecimiento en actitud lacayuna.
La paradoja del imperio continúa, los cinco cubanos inocentes, juzgados por defender la vida y la paz y el verdadero terrorista a punto de salir absuelto de continuar la complacencia del jurado hacia la defensa del mayor connotado terrorista de los últimos tiempos.
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