Absoluta transparencia
Por: Elízabeth Silva R.
Muchos recuerdos guardo de mi madre, sus canciones, lecturas, consejos y anécdotas.
Ahora llega una a mi mente, que de pequeña, no alcanzaba a comprender en toda su magnitud, pero luego comprendí a la perfección.
Me contaba ella cuántos trabajos pasaron para que mis hermanos mayores estudiaran, pues ese fue su mayor anhelo y exigencias personales, para eso trabajaba mi padre, para lograr hijos útiles.
Mi hermana mayor estudió magisterio mucho antes del triunfo de la Revolución, al graduarse le propusieron una escuela para que ejerciera su profesión, ¡ pero eso sí, mi padre tenía que dar su voto para no sé que concejal, esa era la condición .¡ Mi padre, obrero, con ideas claras de lo que eso significaba, no aceptó, mi hermana se quedó sin escuela, hasta que la Revolución se la dió.
Así era la “democracia” de aquellos tiempos, democracia en la que ningún cubano inteligente creía, la misma que desean imponernos, desde allá, aquellos que tienen sus maletas preparadas hace más de cincuenta años y que jamás podrán abrirlas.
El panorama nuestro es otro, los cubanos tenemos una verdadera democracia, con derecho a elegir y ser elegido, donde los guardias rurales no custodian las urnas, sino los pioneros en defensa de la libertad plena y la igualdad de todos, donde ejercemos el derecho al voto con absoluta transparencia.
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