La formación de un egresado más capaz.
Por: Lic. Mayra Fortunato Marrero.
El programa del PCC, editado en 1987 plantea que con el Gobierno Revolucionario, la política del PCC en cuanto a educación tiene una base profundamente Marxista Leninista y Martiana, cuestión que ha sido ratificada en cada uno de sus congresos, y define que: “la finalidad de la educación es la formación de convicciones personales y hábitos de conducta, así como el logro de personalidades integralmente desarrolladas que piensen y actúen de forma creadora para construir la nueva sociedad y defender las conquistas de la Revolución.
El mundo actual se encuentra ante una crisis generalizada. El orden económico que impera no es razonable ni tolerable; el capitalismo desarrollado y el imperialismo moderno, como sistema de explotación mundial, les han sido impuestos a la humanidad, el desarrollo de una política neoliberal que se ha tratado de globalizar por el imperio, empuja a los países del tercer mundo ha sumirse cada vez más en la miseria; las guerras llevadas a cabo por las grandes potencias con la justificación de luchar contra el terrorismo son el reflejo más vivido de esta realidad.
Ante estas situaciones Cuba muestra un modelo de sociedad más humana solidaria y justa, encaminada al futuro, con un desarrollo sostenible, donde se globaliza la solidaridad y lo más importante es el hombre. En esta dirección la educación de las nuevas generaciones es un elemento importante donde la escuela como eslabón fundamental tiene la responsabilidad de desarrollar los rasgos y cualidades de este modelo de hombre y defensor de los derechos.
En la actualidad constituye un reto para la sociedad cubana y en específico para la escuela, hallar caminos que permitan fomentar las vías para la transmisión y el fortalecimiento de los valores, de sus contenidos y jerarquías de forma tal que no se coloquen en peligro los más preciado y conquistado durante el proceso revolucionario cubano.
Se plantea como fin de la política educacional “formar las nuevas generaciones y a todo el pueblo en la concepción científica del mundo, es decir, la del materialismo dialéctico e histórico; desarrollar en toda su plenitud humana las capacidades intelectuales, físicas y espirituales del individuo y fomentar, en él, elevados sentimientos y gustos estéticos; convertir los principios ideopolíticos y morales comunistas en convicciones personales y hábitos de conducta diaria”. En correspondencia con ello, se precisa:
Poner en el centro de la educación la formación de una actitud comunista ante el trabajo, la propiedad social, el estudio y ante la sociedad.
También se plantea como principio esencial de nuestra educación la formación multilateral del individuo, es decir, la formación integral de la personalidad. El sistema de enseñanza, la familia de los adolescentes, las instituciones estatales, la UJC y las organizaciones de masas y sociales, en el marco de las tareas que les corresponden, contribuyen al logro de los objetivos expresados.
Nuestro país necesita formar técnicos con un alto grado de compromiso y responsabilidad con el propósito de que asuman tareas en pos del adelanto de la técnica y del logro de la eficiencia y calidad de la producción que es la base del desarrollo económico para crear los bienes espirituales y materiales que admitan satisfacer las necesidades de la sociedad.
Las transformaciones en la Educación Técnica y Profesional están dirigidas primordialmente a lograr la formación de un alumno reflexivo, crítico e independiente que asuma un rol cada vez más protagónico en su actuación, que tenga sentimientos de amor y respeto ante las manifestaciones, hacia la patria grande, la humanidad, su familia, su escuela, sus compañeros y la naturaleza, además de ser portador de condiciones primordiales como la responsabilidad, laboriosidad, la honradez, la solidaridad, y con ello contribuir a una identidad latinoamericana, es decir hombres competentes, que en el futuro sean capaces de asumir los retos de la sociedad cubana y contribuir o dar aportes a la latinoamericana.
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