Mi padre

¡Aunque era una niña cuando mi padre falleció lo recuerdo con infinito amor y ternura; un hombre culto, educado, amable, cariñoso; jamás se podrán borrar de mi mente sus anécdotas maravillosas( que con el tiempo y los estudios supe que eran de José Martí), en cada palabra tenía una enseñanza, trabajaba mucho, pero tenía tiempo para dedicarnos a jugar con nosotras, nos educó en una férrea disciplina en valores muy improtantes, recuerdo su magnífico inglés, su bella caligrafía y libros que siempre lo acompañaron: obras del Apóstol, de Shakespeare y Cervantes, siempre estuvieron en su cabecera, fue muy triste pederlo prematuramente, pero siempre lo guardo en mi pensamiento y mis actuaciones.

Recuerdo cuando hablaba de las propuestas de los dueños del Central Delicias para llevárselo a trabajar a su país y su prespuesta era: ¡ Si aquí me explotan allá me masacran! . Sabias palabras, no podía ser menos, sabía de lo que eran capaces los imperiaistas y explotadores. De él aprendí a odiar a imperialismo y conocer su esencia.

Mi padre era un hombre digno, inteligente, respetado y admirado por todos, humilde pero con mucho honor y prestigio.