La verdad de mis cinco hermanos
Por: Elízabeth Silva R.
La realidad de mis cinco hermanos golpean mi mente a pesar de la fortaleza y mis convicciones, permite que el dolor de la distancia y las mentiras que se tejen contra ellos, no me haga flaquear.
Cuando pienso en las injusticias de que son víctimas, de la forma en que manipulan su causa, aún sin cometer delitos, porque hasta los mismos enemigos pueden reconocer, si quieren, que no los cometieron, que cumplían con un deber sagrado, un deber que solo pueden materializar los grandes: defender la humanidad, el progreso y la vida.
Entonces, por qué actuar de esa manera tal vil contra ellos, por qué sus inquisidores los juzgan sin reconocer las pruebas de su inocencia; no quieren tener en cuenta su honradez, el vigor en la defensa de sus razones, el ideal de estos cinco hombres amantes de la paz.
Mis cinco hermanos son martianos, no quieren nada para sí, por eso han dicho la verdad siempre y de José Martí, el Apóstol de la guerra de independencia aprendieron que “la verdad no es más que una, y quien la dice cuando los demás tienen miedo de decirla, impera”.
Por qué privarlos de estar con los suyos, por qué sus carceleros violan la Constitución de su propia patria y la manejan a su antojo, para satisfacer sus intereses como respuesta al compromiso contraído con los que odian a Cuba.
Cuando pienso en todo eso mi dolor se disipa, la digna actitud de mis Cinco hermanos, su firmeza de criterios, su voluntad de titanes me convence que jamás, ni ellos ni nuestras familias flaquearán, me dan fuerzas para que no exista espacio en mi corazón a las tristezas, sino energías que me conducen al camino de la lucha sin descanso hasta su regreso.
Nuestra verdad, la de René, Gerardo, Ramón, Fernando y Antonio tiene un lenguaje tan sencillo que seduce a la más indiferente voluntad y los oídos de nuestros enemigos no se resistirán a ella en vano.
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