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Hombre de bondad y acero.

Hombre de bondad y acero.

Por: Elízabeth Silva Rodríguez

Nunca supe de un joven de tanta madurez en plena juventud, fue como si supiera que la vida no le iba alcanzar para hacer lo que debía, se apuró a vivir con rapidez, a materializar sus pensamientos preclaros y sus extraordinarias cualidades como hombre excepcional.

Innumerables virtudes caracterizaron a Frank País García, hombre hecho de bondad y de acero con un talento sin igual, capaz de exigir y ordenar con una dulce sonrisa y un amor sin medidas.

Escultor de ideas y conocimientos, maestro y combatiente.

Hacedor de sueños libertarios y bondades sin límites.

El inmenso amor que sintió por la patria lo impulsó a darlo todo por ella, a no descansar, a continuar la lucha hasta cumplir el objetivo propuesto.

Ho hubo un hombre que en tan corta edad hiciera tanto. Fue capaz de aglutinar a grandes masas, demostrarle la necesidad de unirse, de activar un núcleo capaz de encaminar la senda de la libertad.

Con inteligencia difícil de imitar, Frank dirigió la clandestinidad con una extraordinaria capacidad organizativa y de movilización en la convocatoria al combate por la patria ultrajada.

En cada momento, en cada combate estaba presente el ingenio y la sapiencia del jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio, dando órdenes, mostrando el camino correcto para no errar, para no fallar ante el enemigo.

Como dijera el Che, Frank era uno de los más velerosos luchadores, símbolo de entrega a una causa a la que amó hasta sus últimas consecuencias.

Frank, hombre de pueblo, de honor y vergüenza, hijo de una patria que lo recibió agradecida y lo acogió en su seno para siempre.

Sí, fue un crimen, un verdadero crimen su muerte. Cuba enluteció, Santiago sintió que le arrancaron de sus entrañas a uno de sus más agradecidos hijos, al maestro, al formador de conciencia, al organizador de la lucha, al más valiente y digno de todos los jóvenes, al hijo, compañero y amigo. Fueron los monstruos de Batista sus asesinos, los que mataron su inteligencia, su carácter y su integridad.

Pensaban que con su muerte se acabaría el combate por la patria, más no fue así, su muerte fue como una semilla cultivada y abonada para siempre son su sangre generosa para obtener el fruto que hoy tenemos en las manos.

Su amor al prójimo hizo que quedara para siempre entre nosotros, para no ser olvidado jamás, para tenerlo presente como paradigma de todas las generaciones de cubanos que aman y construyen una sociedad como la que él deseó.

Frank, combatiente de todos los tiempos, hombre de bondad y acero.

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