Escultores de instrucción y educación

Por: Elizabeth Silva Rodríguez

La enseñanza como una semilla, se cultiva y el maestro con amor, ternura y empeño la hace germinar.

Profesión de grandes, escultores de instrucción y educación que toman en sus manos el cincel de la enseñanza para lograr una obra hermosa y perdurable.

Pasión, entrega, abnegación y aptitud caracterizan al educador, ejemplo digno a imitar.

Ellos son esas personas incansables, pacientes, ávidas de enseñar más y más, de trasmitir cada conocimiento suyo a quien lo necesite.

Todos, alguna vez, lo imitamos, repetimos sus clases en casa, utilizamos sus métodos y hasta quizás sus regaños impregnados de sabiduría y respeto.

En los educadores vemos una obra perfecta; cognición, experiencia, disposición no sólo para instruir, sino para educar, para formar mujeres y hombres dignos, útiles a la sociedad. A la vez que trasmiten conocimientos arraigan valores como el amor a la patria, sus héroes y la libertad tan necesarios para la vida como el aire, el sol y el agua.

Ser maestro no es solo brindarle el pan de la enseñanza a cada alumno, es mucho más, es ser un verdadero preceptor como lo fue Rafael María de Mendive para José Martí, es conocer sus inquietudes, sus problemas, estar al lado de ellos cuando se necesite y brindarle su apoyo incondicional.

Así son nuestros educadores, formados en los preceptos pedagógicos de José de la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí, maestros de maestros que a través de sus concepciones muestran el camino de la utilidad de las ideas y la razón.

En este Día del Educador, celebramos el día en que Cuba vio por primera vez la luz al eliminarse el analfabetismo.

El 22 de diciembre de l961 se acabó la ignorancia y fuimos verdaderamente libres.