LA FORMACIÓN DE VALORES. FUNDAMENTOS TEÓRICOS DEL VALOR RESPONSABILIDAD
Autor:Héctor Caballero Hernández.
Profesor Auxiliar.
El artículo aborda el proceso de formación de valores, dada su complejidad se requiere analizar los mismos desde diferentes puntos de vista, se aborda la problemática teniendo presente una plataforma epistemológica, que tiene como sustento argumentos filosóficos, psicológicos, sociológicos y pedagógicos, teniendo presente las diferentes concepciones dadas por un grupo de autores. Se realiza un análisis de la conceptualización del valor, así como en particular el valor responsabilidad.
Refiere los indicadores a partir de los cuales puede analizarse el nivel de desarrollo de la responsabilidad.
En un momento del desarrollo social, en el que se pone en juego, no solo la conservación de todo lo creado por el hombre, es decir su cultura y su entorno, sino su propia existencia, la defensa de la cultura y los valores debe estar en el centro del interés de los pueblos y sus representantes más genuinos. Y más, la educación debe constituirse en una vía esencial de reproducción social de lo más valioso de la herencia cultural de la humanidad.
Se revela entonces el lugar y el papel de la cultura, los valores y la educación en el mundo de hoy. Y la complejidad que adquiere la concepción, proyección y ejecución del proceso de formación y/o educación de valores.
De igual forma el problema de la formación del hombre ha tomado como presupuesto; la idea de la no correspondencia entre lo existente, y lo que se aspira. En términos más contemporáneos, se habla de la relación entre lo real y lo ideal con atención a las etapas evolutivas del ser humano, como individuo y al mismo tiempo, a las condiciones del desarrollo de la humanidad en su conjunto, esto condujo al examen de las cualidades que deben caracterizar a los seres humanos o junto a ellos, la necesidad de encontrar vías y métodos idóneos para alcanzar tales metas. Se explica entonces la relación que; ha existido entre la educación y la concepción de los valores.
En las condiciones de la sociedad contemporánea, se inscribe y concibe el problema como la relación entre axiología y educación, los que sin dudas, refiere ante todo, la cuestión del imprescindible enfoque axiológico de la educación. Se trata entonces de hablar de los nexos, los puntos de contacto, entre la educación y la axiología; ello no resulta difícil pues lo axiológico es consustancial al desarrollo del ser humano, que deviene entonces, la formación de valores inherentes a la proyección y ejecución de la educación.
Por tanto, la problemática axiológica, está dada en el papel que asumen los valores en el complejo y contradictorio presente, en el que está en juego la propia existencia humana, de ahí, la importancia de determinar y defender todo lo que resulte valioso para el ser humano y para la vida
Nuestro Comandante en Jefe señaló que en Cuba, la escuela, es la institución social a la cual el estado y el Partido le ha encomendado la misión de conducir el proceso educativo, que conlleva a la formación y el desarrollo de las nuevas generaciones, que se concreta en el fin y los objetivos de la educación. Y como afirmara Fidel en 1981: la escuela ocupa el lugar principal dentro del conjunto de influencias que actúa en la formación de niños y jóvenes.
El programa del PCC, de 1987 plantea que con el Gobierno Revolucionario, la política del PCC en cuanto a educación tiene una base profundamente Marxista Leninista y Martiana, cuestión que ha sido ratificada en cada uno de sus congresos, y define que: “la finalidad de la educación es la formación de convicciones personales y hábitos de conducta, así como el logro de personalidades integralmente desarrolladas que piensen y actúen creadoramente para construir la nueva sociedad y defender las conquistas de la Revolución. “
En el Artículo 51 de la Constitución de la República de Cuba plantea que todos tienen derecho a la educación. Este derecho está garantizado por el amplio y gratuito sistema de escuelas, seminternados, internados y becas, en todos los tipos y niveles de enseñanza, y por la gratuidad del material escolar, lo que proporciona a cada niño y joven, cualquiera que sea la situación económica de la familia, la oportunidad de cursar estudios de acuerdo con sus aptitudes, las exigencias sociales y la necesidades del desarrollo económico social.
Los hombres y mujeres adultos tienen asegurado este derecho, en las mismas condiciones de gratuidad y con facilidades específicas que la ley regula, mediante la educación de adultos, la enseñanza técnica y profesional, la capacitación laboral de empresas y organismos del Estado y los cursos de educación superior para trabajadores.
Nuestro Comandante en Jefe expresó: (...)“Para nosotros es decisiva la educación, y no solo la instrucción general, inculcar conocimientos más profundos y amplios a nuestro pueblo, sino la creación y la formación de valores en la conciencia de los niños y los jóvenes desde las edades más tempranas, y eso es más necesario que nunca[1](…)
En otro momento señaló: “Que cada nueva generación estaba preparada para los grandes desafíos del futuro que esperan a nuestra patria y a toda la humanidad, es el más profundo anhelo de todos los revolucionarios cubanos. Cada momento de sus vidas han de tener presente la gran responsabilidad que la Patria y la Revolución pone en ustedes: de inmediato, estudiar con esmero y cumplir con honor el deber…”[2]
De lo expresado anteriormente podemos analizar la importancia de la educación en las nuevas generaciones, enfatizado una vez más por Fidel cuando expresó:
“Como la educación es el instrumento por excelencia en la búsqueda de la igualdad, el bienestar y la justicia social, se puede comprender mejor porque califico de revolución profunda lo que hoy, en busca de objetivos más altos, tienen lugar con la educación en Cuba: transformación total de la propia sociedad, uno de cuyos frutos será la cultura general integral, que debe alcanzar a todos los ciudadanos…”[3]
Ello ha exigido formular estrategias educativas, reconstruir modos de actuación, e incluso, regresar a las concepciones pedagógicas que sustentan estas transformaciones; y con ello la necesaria formación y perfeccionamiento del sustento pedagógico.
Teniendo presente el llamado hecho por Fidel sobre la necesidad de cultivar valores aún en medio del vicio, ´´ fuera de la urna de cristal ¨, que ha reiterado cada vez con mayor precisión y que constituyó tema esencial en los encuentros sostenidos con dirigentes y estudiantes de la FEU y la FEEM en sus Congresos Nacionales en el año 1997, reafirmó la importancia de que en medio de las deformaciones que había traído aparejadas las necesarias medidas económicas que se habían tenido que adoptar para sobrevivir y desarrollarnos, fuésemos capaces de formar al hombre nuevo que dará continuidad a la Revolución.
Lo señalado anteriormente, trajo aparejado en una parte de la población, en el que se encuentra un segmento de la juventud que constituiría la matrícula de estos cursos, el deterioro de determinados valores, entre los que figura la responsabilidad.
El proceso de formación y educación de valores en los estudiantes, está condicionado por el desarrollo y la experiencia histórico social e individual de cada uno de ellos y en él influyen otros factores como el medio familiar, la ideología imperante a nivel de la sociedad, la situación económico social, la preparación educacional que reciben en la institución formadora y el entorno social donde interactúa, básicamente el grupo del barrio y la comunidad.
Fundamentos teóricos que sirven de plataforma epistemológica
Argumentos filosóficos acerca de la formación de valores
El proceso de formación del hombre en estrecha interacción con la sociedad en que vive y el rol que desempeñan en el mismo sus orientaciones valorativas ha sido motivo de preocupación y de indagación por el propio hombre desde la antigüedad. (Fabelo, 2003, p. 17)
Como plantea este autor la importancia práctica del asunto y su estrecho vínculo con la comprensión del ser humano en su relación con el mundo que lo rodea y su aparecer hacia la mitad del siglo XIX una rama relativamente independiente de la filosofía que se encarga del estudio del tema, acuñada a principios del siglo XX con el término de Axiología (del griego axial: valor y lagos: estudio tratado). Esta rama del saber filosófico ha tratado de dar una respuesta a una pregunta capital: ¿cuál es la naturaleza de los valores humanos?
En cuanto a la interpretación de los valores, la filósofa cubana Zaira Rodríguez (1985) reconoce la posibilidad de un tratamiento científico del valor y las posibilidades teóricas cognoscitivas del enfoque valorativo. Esta autora reconoce también, que los enfoque científico - investigativos y valorativos no son idénticos, pero entre ellos no hay una separación insuperable, sino una interacción dialéctica.
Según esta autora los valores objetivos y subjetivos no son más que dos polos en la relación valorativa del hombre con el mundo, es decir que ambas formas de manifestación del valor poseen simultáneamente un carácter objetivo – subjetivo o subjetivo – objetivo (citado por Ojalvo, V., 2001, p.16).
Señaló que para establecer la naturaleza de los valores es imprescindible referirse a la naturaleza de la actividad práctica social de los hombres donde se gestan el valor y las dimensiones valorativas de la realidad (citado por Ojalvo, V., 2001, p.218).
Con respecto al tema de los valores, J. R. Fabelo (2003) realiza una nueva propuesta interpretativa llamándola pluridimensionalidad de los valores. Como este autor ha propuesto un enfoque multidimencional de los valores que al mismo tiempo los comprenda como un fenómeno complejo con manifestaciones distintas en diversos planos de análisis, muestre la conexión mutua entre esos planos. Estos planos son (objetivos, subjetivos e instituidos). (J. R. Fabelo, 2003, p. 50)
En el primer plano (el objetivo) aborda como una objetividad social dada por la relación funcional de significación del objetivo o fenómeno con el hombre, es decir con el ser humano genéricamente entendido y no como grupo particular o específico de hombres; ya que un fenómeno puede tener una significación positiva para una persona o grupo de ellas y, al mismo tiempo poseer una relación negativa para la sociedad como la responsabilidad.
En el segundo plano (subjetivo) el autor se refiere en la forma en que esa significación social (valor objetivo), es reflejada en la conciencia individual o colectiva, ya que cada sujeto social valora la realidad de un modo específico, como resultado de esta valoración el sujeto conforma su propio sistema subjetivo de los valores. Fabelo destaca que este sistema es relativamente estable y que actúa como especie de patrón que regula la conducta humana, por lo que los valores subjetivados pueden poseer un mayor o menor grado de correspondencia con el sistema de valores objetivos, en dependencia del nivel de coincidencia de los intereses particulares del sujeto con los intereses generales de la sociedad en su conjunto, y por tanto estos valores cumplen una función reguladora como es el caso de la responsabilidad.
Destaca que estos intereses están vinculados al lugar que ocupa el sujeto en el sistema de relaciones sociales y a la posición de los grupos humanos dentro de la sociedad.
En el tercer plano se refiere a los valores instituidos y oficialmente reconocidos, que puede ser el resultado de la generalización de una de las escalas subjetivas existentes en la sociedad o de la combinación de varias de ellas. Donde ciertos individuos o grupos que ostentan el poder son los que imponen este sistema al resto del universo social de que se trata mediante la conversión de sus escalas de valores en oficial. Dentro de este sistema se encuentra la responsabilidad.
Fundamentos psicológicos para la formación de valores
Según plantean V. Ojalvo (2001), la psicología de enfoque histórico cultural desarrollada por L. S Vigotsky constituye un marco teórico y metodológico adecuado para la comprensión, diagnóstico y dirección del proceso de formación y desarrollo de los valores morales.
L. S Vigotsky retomó los principios y categorías de la filosofía marxista, la que básicamente plantea el carácter de unidad dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo y su naturaleza histórico concreta, única vía de explicación científica de los proceso de la psiquis humana, y utilizó estos principios para explicar la génesis de las funciones psíquicas superiores, en particular la conciencia, lo que nos brinda la clave acerca de cual es la esencia de los valores humanos y como estos se forman.
Son tres los principios en que se concreta esta concepción general del enfoque histórico- cultural y que ha constituido un fundamento teórico metodológico.
1. Principio de la unidad de lo afectivo y lo cognitivo: en este principio Vigotsky enfatiza que solo la unidad de estas dos funciones permite esclareces la verdadera esencia de los procesos psicológicos superiores y de la personalidad como un sistema, este principio nos permite comprender el carácter de la autodeterminación como una función de nivel superior de la personalidad, concibiendo al hombre como un sujeto activo que llega a autodeterminarse, manteniendo autonomía con respecto a las influencias externas a que es sometido.
2. Principio del reflejo activo de la conciencia: este plantea que el hombre en el proceso de desarrollo llega a autodeterminarse, en al medida que asume una posición activa en el propio proceso de su formación, manteniendo una relativa autonomía con respecto al mundo que lo rodea, fuente de su desarrollo.
3. Principio de la relación entre la enseñanza y el desarrollo: este principio en el que se basa la investigación y el proceso de dirección y formación de valores, desde el enfoque histórico cultural está vinculado a los dos anteriores y hoy día más que nunca se revela como unos de los principios básicos en que se fundamenta todo trabajo que revindique al hombre como persona, sus necesidades, valores, aspiraciones su potencial de desarrollo (V. Ojalvo , 2001, p.15)
Desde el punto de vista psicológico los valores se consideran ser formaciones psicológicas superiores vistas como prioridades asimiladas por el individuo, según plantea F. Gonzáles Rey (1998), y considera que el estudio de los valores es incuestionablemente interdisciplinario, pero a su consideración el tema que debe desarrollar la psicología es precisamente el relacionado con la organización y función de los valores, señala que los valores existen como abstracciones fuera del individuo pues este es portador de su configuración subjetiva en la personalidad y conductor intencional de su expresión producto de la integración de lo afectivo y lo cognitivo (González Rey, F, 1998, p. 4). Muestra de ello lo constituye la responsabilidad.
M, Molina y R, Rodríguez (1998), consideran que la formación de valores es un proceso gradual, por lo que se debe tener en cuenta su desarrollo por distingos etáreos. Por lo que no se puede pretender formar en un niño las mismas cualidades y valores que en un adolescente o en un joven o en el adulto, ni proponerle idénticos modelos de conducta. Se hace necesario la búsqueda e indagación de cuáles valores y por qué vías se deben formar, desarrollar afianzar y potenciar en los diferentes momentos de la vida.
Y plantean que el individuo al orientarse de forma selectiva en el medio social hace que se establezca un estrecho vínculo con la concepción del mundo, sustentado en un sistema de aspiraciones morales que actúan en calidad de patrón de evolución de si mismo y de la realidad, en ello radica la trascendencia social de la configuración y desarrollo del sistema axiológico (Molina, M y Rodríguez, R 1998, p. 72).
En el caso particular de los jóvenes, que poseen sus peculiaridades, la responsabilidad cobra vital importancia en este sentido.
L, Domínguez(2003), considera que el proceso de formación de valores cobra especial relevancia en la juventud por constituir esta etapa un período particularmente sensible al respecto, dada las necesidades de independencia y autodeterminación del joven, es en la juventud agrega donde se busca de forma intensa la amistad, concebida como una relación afectiva, altamente individualizada, estable y profunda, además de que la amistada en esta etapa tiene carácter polifuncional y se rige por importantes valores morales. Por lo que la responsabilidad entra a formar parte de esta relación que se establece.
Los valores desde el punto de vista sociológico.
Desde el punto de vista sociológico, el tema de los valores se trata conceptualmente a partir de los términos de valor, de orientación de valor u orientación valorativa indistintamente como:
La sociología enfatiza lo relativo a la significación social que tiene los objetos y fenómenos de la realidad para una determinada clase, grupo o individuo, en la medida en que entra en relación con las necesidades de los mismos.
En la sociología de orientación marxista, si bien algunos autores privilegian el estudio de la expresión objetiva del valor y otros, su expresión subjetiva, en el aparato conceptual metodológico se manifiesta la tendencia a abordar el problema de los valores y su formación a partir de las categorías dialécticas del desarrollo. Es decir, la unidad contradictoria de lo objetivo y lo subjetivo como fuerza motriz del desarrollo, la continuidad y ruptura en el proceso formativo y el carácter eminentemente cualitativo del mismo.
Como planteara Fabelo (2003) en su acepción más amplia educar significa socializar es decir, transformar al educando en un ser social, en parte constitutiva de una comunidad humana particular, paso imprescindible y único modo posible para hacerlo representante y partícipe del género humano, por tal razón, la educación constituye el mecanismo fundamental para la conformación de una identidad propia. Por lo que la responsabilidad la consideramos un elemento esencial en este sentido y en su condición de valor.
D. J González Serra,(2002) efectuó una valoración sobre el concepto de socialización que no debemos obviar, donde explica que la determinación de los fenómenos psíquicos es externa, pero por ser de carácter socio-histórico compromete la acción del medio social y la propia actividad del ser humano.
Como plantea N. Vasallo (2003), la socialización es un proceso bidireccional, por una parte está toda la influencia social que se ejerce sobre el individuo y por la otra parte está la recepción de la reproducción activa por parte del hombre, de toda esta influencia, reproducción que se expresa en su actividad social por medio de valores, orientaciones y disposiciones propias, es decir el hombre es objeto y sujeto de relaciones sociales(Vasallo Barrueta,N.,2003, p.146)
Fundamentos pedagógicos de los valores
Como planteara A, Blanco (2001) la educación constituye una de las funciones más importantes de la sociedad de hecho, que no es posible concebir el desarrollo de la humanidad sin su propia historia, sino se hubiese asegurado de una u otra forma, la transmisión de la experiencia anterior a las nuevas generaciones.
E. Báxter Pérez (1989) plantea que los valores se forman en un proceso complejo y que estos no están en los objetos y fenómenos, son el producto del grado de significación que adquiere en el individuo en el proceso de sus relaciones con ellos. Más adelante señala que en la asimilación de los valores y orientaciones de valor en los jóvenes se manifiestan aquellas que son producto de su experiencia, de las influencias educativas (del hogar, escuela, factores con que interactúa, de las condiciones en que se desenvuelve, del medio social en que se desarrolla. (Báxter Pérez, E., 1989, p.3-5)
Para E. Báxter (2002), la formación de valores es un problema de la educación de la personalidad, para ello se deben dar un conjunto de condiciones positivas que así lo permitan entre las que señalan (Báxter, E. 2002, p. 3):
1. Tomar en cuenta las necesidades del sujeto que se educa.
2. Respetar la dignidad de cada uno.
3. Establecer las relaciones con una adecuada comunicación.
4. Promover la creatividad y ser protagonistas directos a su propia formación.
T. Miranda ve en la concepción pedagógica de la educación a un proceso de formación y desarrollo de la personalidad y como tal abarca el desarrollo de capacidades físicas e intelectuales, la asimilación de conocimiento, la formación de habilidades y hábitos, la formación de sentimientos, el despliegue de aptitudes y motivaciones del sujeto en correspondencia con sus potencialidades individuales y las necesidades sociales.
Entendemos que en este proceso de formación y desarrollo de la personalidad debe abarcar también la responsabilidad.
Este autor, enfatiza en las potencialidades de la educación como proceso, en el que se refractan necesidades afectivas, fines y necesidades afectivas, razones estas que explican que la formación de la personalidad es un proceso de interacción de las relaciones ideológicas sujetas al condicionamiento socioeconómico de la sociedad, estableciendo una estrecha relación entre los valores (entre los que consideramos debe estar la responsabilidad). (Miranda Lena, T. citado por Acosta Pérez, B, 2004, p. 9)
En este sentido B. Acosta (2004) concibe la educación:
1. Como un hecho social.
2. Que prepara al individuo no solo para dar respuesta a la acción social, sino que como ser individual lo conduce a la búsqueda de los caminos de la espiritualidad para su pleno disfrute.
3. Que ejerce una influencia sobre la psicología del educando, su conciencia social para desarrollar en él determinadas cualidades que caracterizan su conducta y comportamiento.
4. La educación que puede entenderse en relación con los contenidos diversos que comprende (Educación Física, Moral , Intelectual, Laboral, Ideológica, Estético entre otros)
M. Proenza Aguilera (2004) plantea que desde el punto de vista pedagógico es necesario tener presente que cuando hablamos de formación de valores morales, nos referimos a un proceso educativo en el que el educador debe tener en cuenta para su dirección valiosos componentes como son: unidad entre lo cognitivo, lo afectivo-volitivo, lo ideológico y lo actitudinal. Y por tanto el proceso educativo debe tener como fin, una concepción del mundo sobre la base de sólidos conocimientos científicos y su transformación en positivas condiciones morales y motivos de conducta. (Proeza Aguilera, M., 2004, p.6)
Asumimos entonces que un elemento necesario desde el punto de vista pedagógico para la formación de valores teniendo en cuenta la educación de la personalidad, lo constituye la realización de un diagnóstico pedagógico integral en cualquier centro de nuestro sistema educacional, considerando que el mismo constituye una actividad inherente al rol del educador que se expresa a través de dos tareas básicas: la educativa y la instructiva, y la actividad de diagnosticar se encuentra relacionada con ambas tareas, y en la que no debe faltar por tanto la responsabilidad.
Según plantea A. González Soca (2002) el término diagnóstico que proviene de la palabra griega “diagnosis” que significa conocimiento, y que ha sido muy vinculado a los menesteres de otra rama como la medicina, constituye también objeto de estudio de la psicología, la sociología y de la pedagogía, por lo que en esta última es necesario colocarle bien los apellidos “pedagógico e integral”. Y señala que el diagnóstico pedagógico integral tiene como atributos el ser un proceso continuo, dinámico, sistémico y participativo y que el mismo permite un acercamiento a la realidad educativa permitiendo conocerla, analizarla y evaluarla, además de pronosticar un posible cambio y proponer acciones que conduzcan a su transformación. (González Soca A. M, 2002, p. 72).
Hans Jonas quien en su obra “El principio de la responsabilidad”, ha dicho: la reflexión ética ha girado alrededor de cómo debo comportarme yo, ahora y aquí. Me estoy refiriendo a un comportamiento que puede ser al instante, o que puede ser más tarde, pero que está referido a un presente cercano en el tiempo, puede ser de minutos, de horas, o de mañana, etc. (López Bombino, 2006, p.30)
Así G. Fariñas (2005) destaca que la mejor educación es la que lleva al educando a operar conscientemente en la construcción crítica y responsable de su independencia personal y su identidad como personalidad. Por tanto el valor responsabilidad en psicología, está asociado al concepto de personalidad, es decir, asociado al mayor nivel de organización y complejidad de la persona; el cual constituye la prioridad esencial del desarrollo humano: la conversación de personalidad y no solo en sujeto de la acción.
Refiere más adelante que cada vez tiene mayor espacio y ponderación los estudios acerca de la creatividad con respecto al desenvolvimiento humano; que esta necesita de juicios de valoración, necesita ser orientadas por los valores, pues de otra manera sería un proceso sin límites, valdría todo y cita a C. Roger S, (1989) y P. Ya. Galperin, (1979), quiénes propusieron ligar intrínsicamente al concepto de creatividad el de responsabilidad (creatividad responsable). La responsabilidad sería en este caso el valor orientador del proceso emergente de carácter de creación personal o grupal.
Como señala M. Rodríguez y R. Bermúdez (1996) al actuar con responsabilidad; la persona está aislando (los) objetos o sujetos de su elección del conjunto de alternativas posibles en función de los recursos cognitivos, instrumentales y, sobre todo, metacognitivos, con los que ella cuenta. Infieren además que estos presuponen, que una elección no debe estar sustentada como simple tendencia motivacional o por un estado de ánimo pasajero, sino como resultado de la reflexión consecuente y coherente acerca de la realidad en que se inserta y de sí mismo.
Y por tanto como la actuación y, todo estilo de actuación es personal, es decir, único e irrepetible entonces, la responsabilidad como rasgo personológico puede o no realizar el proceder de una persona dada; y esta es intransferible es decir nadie puede asumir la responsabilidad de otro. (Rodríguez, M., y Bermúdez, R, 1996, p.96_97)
N. Chacón (1999) entiende por responsabilidad la ejecución de obligaciones sociales por el individuo con un compromiso consecuente en su actuación, lo que implica para el sujeto:
__ tener conciencia de sus obligaciones
__seguridad en sí mismo
__ tomar dediciones
__constancia
__auto proposición de metas
__responsable en sus actos
Actuar con responsabilidad para elegir alternativas posibles requiere de recursos personales cognitivos_ instrumentales y metacognitivo y que al tomar una decisión no deba hacerse por tendencias motivacionales ni por simple capricho sino por resultados de reflexiones concientes y coherentes de sí mismo y de la realidad conceptual.
Cuando el valor responsabilidad se hace consciente crece el significado de sus funciones positivas, se amplía el concepto a la responsabilidad social y se refleja la preparación del individuo a contraer compromisos muchos más elevados ante el colectivo escolar, familiar, laboral, comunitario y con la sociedad en general.
En la medida que con mayor claridad y precisión se oriente el comportamiento hacia los demás en mayor grado se asumirá y se cumplirá con la responsabilidad moral que demanda de maestros, actos. Aunque el obrar moral el individuo asume una determinada responsabilidad.
El hombre es responsable de sus actos según las posibilidades objetivas y el deber asumido que tiene de recoger y actuar sin tener presiones para tomar decisiones. La libre elección de la conducta a seguir según reglas, normas e intereses y necesidades sociales son aspectos que autodeterminan el acto moral, individual voluntarias y conciente y despierta vivencias positivas así como la disposición de responder por sus acto
El valor como regulador de la actuación del sujeto, puede analizarse a partir de los siguientes dimensiones e indicadores:
1-El componente cognoscitivo: es el grado de conocimiento que tienen los sujetos de los atributos que definen a un estudiante responsable
-Cumplimiento de sus deberes como estudiante, con sus familiares y con la sociedad, sentir el cumplimiento del deber como una necesidad personal sin una presión externa u obligación, conociendo las consecuencias de sus propios actos.
2- Tipo de motivos:
-Internos. Argumentación intrínseca al valor responsabilidad como necesidad interna.
-Externos. Argumentación que responden a otros factores de orden socia (acatamiento de normas sociales) o individual(obtener aprobación, evitar castigos)
3-Grado de enfrentamiento crítico:
-Crítico. Análisis crítico de las actitudes y comportamientos
-Medianamente crítico. Críticos hacia algunos comportamientos y tolerantes o justificativos hacia otros.
No crítico: Tolerantes y justificativos ante comportamientos contrarios al valor.
4-Componente conductual.
a) Intensión conductual:
-Responsable. Cumplimiento del deber de forma responsable con la máxima calidad.
-Parcialmente responsable. Cumplimiento parcial del deber, se justifican ciertas irresponsabilidades.
-Irresponsable. Ausencia de actuar responsablemente.
b) Conducta real:
-Responsable. Cumplimiento de sus deberes como estudiante.
- Parcialmente responsable. Falta de sistematicidad en el cumplimiento de sus deberes o no se cumple con responsabilidad.
-Irresponsable. Predomina el incumplimiento de sus deberes.
5-Nivel de autocrítica:
-Autocrítica. Análisis autocrítica de las conductas propias.
-Medianamente autocrítico. Valoraciones autocrítica de algunos comportamientos y tolerantes y justificativos hacia otros.
-No autocrítico. Tolerantes y justificativos ante conductas contrarias al valor.
Trabajar la formación de valores requiere que existan una serie de condiciones que favorezcan el proceso tales como:
a) Preparación axiológica, epistemológica y psicopedagógica de los docentes.
b) Concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje como un proceso dialógico y participativo.
c) Planificar el proceso de enseñanza aprendizaje con una estructura didáctica que garantice el protagonismo de cada estudiante en su actividad, estimulando su creatividad.
d) Promover un mayor desarrollo de la comunicación profesor-alumno centrada en el respeto mutuo, la confianza y la autenticidad de las relaciones a partir de la ejemplaridad del profesor.
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