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Honor a quien honor merece

Honor a quien honor merece

Por:  Elízabeth Silva R.

El talento, armonía, conocimientos insuperables de la música hicieron de un hombre que vino a este mundo con cualidades extraordinarias, no solo como persona, sino como músico excepcional.

Hijo de un connotado experto del pentagrama, que supo heredar de su padre lo más genuino del arte musical, un quehacer y proliferación de conocimientos para las nuevas generaciones.

No solo por herencia de su padre, sino por derecho propio formó parte primero, como músico y  luego como director, de la Banda Municipal de Conciertos de Puerto Padre.

Cuando se habla de caballerosidad, elegancia, virtuosismo, exquisitez, humanismo, disciplina y lealtad, hay que nombrar a ese hombre, que ejerció el magisterio, trasmitiendo sus enseñanzas de generación en generación de una manera  sui géneris para la época  en que vivió. No le importaban estrecheces ni carencias, su divisa era no cobrarles a sus alumnos. Lo dio todo. Instrucción, materiales de estudios a los que no tenían, colaboración y confianza infinitas.

Fue tanto su amor por las causas nobles, que no dudó ni un instante en prestar ayuda a personas pobres.

Puerto Padre fue su casa, nunca la abandonó, ni por las mejores y tentadoras ofertas de trabajo  que le aseguraban bienestar para él y su familia.

Su música y personalidad son muy necesarias para todos nosotros.

Aquel hombre, que vivió con sencillez a pesar de lo grande que era, de todo lo que le aportó a la cultura puertopadrense, fue dotado de condiciones propias de los ángeles, traducido en cada  nota del pentagrama, que hacía vibrar con la fuerza impulsada por ese conocedor de su arte, de las piezas maravillosas que compuso con sus hábiles manos y  sorprendente inteligencia, que supo transmitir, como su padre lo hizo a sus familiares, de generación en generación.

El Apóstol nos enseñó que la muerte no es cierta cuando se ha cumplido bien la obra de la vida;  Luís Ignacio Diaz, maestro de maestros, permanece eternamente vivo en los corazones de las personas que admiran su obra, competencia e inigualables condiciones personales.

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