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Inmenso amor

Inmenso amor

Por: Elízabeth Silva R.

El odio y los deseos de venganzas hacen que dos personas que se aman estén separados. Once años no es tiempo suficiente para debilitar su amor. La lejanía, el encierro, la necesidad de ver a su amada no constituyen barreras para mantener su carácter afable y  sentido del humor. Cuando Gerardo y Adriana se comunican median el amor, ese inmenso amor que nadie podrá destruir; el carácter tierno de la joven y el sentido del humor inherente a la fortaleza de Gerardo, los identifican y en momentos tan difíciles no falta una sonrisa.

La distancia entre ellos ha acrecentado el amor, que se robustece día a día, cuán árbol prolifera sus ramas y raíces con fortaleza extraordinaria.

Al evocar sus primeros momentos juntos, los recuerdos asoman y el rostro de Adriana resplandece con inmensa ternura; momentos solos, el primer beso y el juramento de amor eterno permanecen indelebles en sus pensamientos.

En la soledad Gerardo no está solo, Adriana lo acompaña siempre; a pesar de la separación permanecen unidos en  sueños de amor,  coincidencia de pensamientos y acciones que los unirán  hasta la eternidad.

Imaginaron risas infantiles, hijos que colmaran sus vidas y  esperanzas de 20 años de creciente amor y que las leyes del imperio no les permiten materializar; así nace una carta,  una conmovedora carta, que más que eso es un testimonio a los hijos que están por nacer.

Con el corazón henchido de ternura, Adriana espera convencida, el regreso del amado; su cariño y admiración por Gerardo son tan grandes, que el tiempo le parece corto para pensar en el regreso a la patria, a la familia, a sus brazos.

No importan  años, ni distancia; el amor todo lo puede, Adriana espera, imagina el regreso, abrazada para siempre a los fuertes brazos de su amado y llorar en su pecho como nunca lo hizo.

Doce años de encierro, celdas de castigo, violaciones, separación e injusticias no han podido debilitar el amor  y las esperanzas entre Adriana y Gerardo;  permanecen unidos como el rocío en una hoja verde, una palabra al oído y  el imaginario beso en la frente.

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