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Realidades irrefutables

Realidades irrefutables

Por: Elízabeth Silva R

Aunque mi familia no era de campo, de pequeña escuchaba las penurias que padecían los campesinos antes de enero de 1959.

Nunca olvido una página de un libro de lectura de los primeros años de primaria, que me impactó y jamás la olvidé, ofrecía un mensaje desolador. Bohíos insalubres, niños descalzos con el vientre inflamado por parasitismo, familias con muchos hijos pequeños sin apenas tener comida que ofrecer.

Y que decir de escuelas, instrucción, atención médica, eso era un privilegio de unos pocos, los hijos de los campesinos se morían sin asistencia médica.

El campesino trabajaba la tierra de la que no era dueño, el mísero salario no le alcanzaba y cuando el latifundista o la rural  estimaban los botaban  al camino real, a morirse de hambre y necesidades.

Todo este panorama lo ofreció Fidel Castro en su Alegato: “ La Historia me Absolverá”; además un programa que resolvía toda la situación, entre las medidas; la devolución de las tierras a sus verdaderos dueños: los campesinos, el que la trabajaba.

Aunque nuestros enemigos quieren negar estas realidades, con sus campañas mediáticas, difamatorias, pero que en nada nos desprestigian, porque en todo el mundo se conoce nuestra realidad, la autenticidad de la Revolución de los humildes y para los humildes, donde los campesinos fueron los mayores beneficiados con la Ley de Reforma Agraria.

Nuestros campos ya no son los de antes, allí existen desde círculos infantiles, institución donde cuidan los niños, hasta universidades, aulas con televisores y computadoras y  hasta maestros para un solo niño.

Estas son realidades irrefutables, con la Revolución, la vida del campesinado cambió.

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