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Homenaje

Homenaje

Por: Elízabeth Silva R

De José Martí aprendimos que cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con bielde su dulzura, la obra es invencible, como invencible es su amor por los hijos.

La mujer es como una especie de luz que brota del sol, en el cielo para iluminar el camino con su quehacer cotidiano, en el hogar, en la educación de sus hijos y la dirección de la familia, en la sociedad; hacedora de vidas y tejedoras de sueños, pero con la convicción del papel que le corresponde desempeñar en cada momento histórico.

Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos,  la de la mujer garantiza y anuncia  los hombres que van a surgir de ellas.

La ternura y la paciencia de la mujer la dotan de cualidades excepcionales para llevar adelante las tareas que quizás un hombre solo no pueda hacer.

Hoy nos ha tocado librar otras responsabilidades junto a las de la familia; compartimos grandes roles dentro de la sociedad,  como científicas, médicas, maestras, diplomáticas o periodistas, sintiéndonos útiles e importantes.

La mujer  debe aprender; en lo esencial al menos, cuanto aprende el hombre, para que no se haga por incompetencia de de la mente.

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