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Llanto que hizo temblar la injusticia

Llanto que hizo temblar la  injusticia

Por: Elizabeth Silva Rodríguez

Era casi una niña, pero aquel recuerdo aún duele en mi corazón.

Fue un golpe terrible que no alcanzaba a entender en toda su magnitud. ¿ Por qué tanto odio .? ¿ Por qué hacer algo así contra  personas inocentes,  casi niños.?

La noticia de la explosión de una aeronave en pleno vuelo, en el que viajaban deportistas del equipo de esgrima de nuestro país y la manera tan trágica en que perecieron, me marcaron para siempre.

Jamás olvido aquella fila interminable de personas que reflejaban el dolor en el rostro por la pérdida de sus familiares, la multiplicación del dolor en todos los cubanos; niños que perdieron sus padres, madres que  jamás vieron llegar sus hijos; era el pueblo cubano enlutado por el crimen más horrendo visto en la humanidad.

El desespero del piloto del avión en conversación con los de la torre de control hace que compartamos aquel terrible momento de angustia y desesperación de nuestros hermanos, que aquel día tuvieron una trágica muerte y pasaron a vivir para siempre.

José Martí nos enseñó que el crimen es cobarde, y no existe cobardía mayor que truncarles la vida a personas inocentes en la plenitud de sus vidas.

El autor de este hecho, un connotado terrorista, con una larga hoja de  excelente servicio al imperio, quien dice, dormir tan tranquilo como un bebé, se traduce en un ser despreciable y servil, eficiente cumplidor de los  designios y apetitos más crueles y ruines de sus jefes.

Este repugnante ser aún camina libre, sus protectores así lo deciden, no lo extraditan a Venezuela, para que sea juzgado; no, es mucho el compromiso y agradecimiento de los asesinos mayores a Luís Posada Carriles, el autor de la explosión del avión de Barbados. Entonces acuden a mi mente unas hermosas palabras del Maestro, al decir :

” ¿Pues qué respeto merece el juez , si comete el mismo crimen que el criminal ?

 

Aquel día, que jamás se borrará de mi mente, así como tampoco el dolor en mi corazón, hizo que llorara junto a mi pueblo, junto a esta gran familia que perdió sus hijos, este pueblo enérgico lloró y su llanto hizo que  la injusticia temblara.

 

 

 

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