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La mañana de la Santa Ana se vistió de rojo y negro

La mañana de la Santa Ana se vistió de rojo y negro

Por: Elízabeth Silva Rodríguez

La mañana de la Santa Ana se vistió de rojo y negro, el Movimiento 26 de julio llegó a su mayoría de edad con el asalto al cuartel Moncada de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo.

Los asaltantes vistieron sus uniformes verde olivo, con las armas en las manos y sus pechos henchidos de concepciones libertarias.

Era hora ya de honrar al Apóstol, de no permitir que muriera en el año de su centenario, de tomar por asalto la historia y borrar para siempre la ignominia que caía sobre la patria oprimida. Se materializaban las palabras de Fidel Castro cuando dijo:

“Hace falta echar a andar un motor pequeño que ayude arrancar el motor grande.”

El plan de acción se preparaba, el asalto al Moncada sería el motor pequeño que echaría andar el grande: la movilización popular revolucionaria con las armas arrancadas a la tiranía.

La presencia de los asaltantes fue descubierta antes de lo previsto, fallaba el factor sorpresa, pero aún así los revolucionarios pudieron llegar hasta el patio del cuartel. Tras media hora de desigual combate tuvieron que retirarse.

Unos cayeron heridos, otros capturados y siete asesinados.

Fidel Castro líder del Movimiento 26 de Julio y de esta acción es detenido. El juicio por estos sucesos quedaría escrito en las eternas páginas de la historia, Fidel de acusado, se convirtió en acusador. En su histórico alegato “La Historia me absolverá “, documento que sirvió como plataforma programática de la Revolución, denunció los males que acarreaban la sociedad cubana de aquellos tiempos.

El asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes fue una derrota militar, pero tuvo una enorme significación y trascendencia para Cuba y para el movimiento de liberación nacional.

Fue una acción llena de valentía y coraje llevada a cabo por mujeres y hombres dispuestos a dar sus vidas en aras de conseguir la libertad de la tierra amada y expulsar el tirano; esta gesta abonó el camino con noble sangre, sangre de juventud renovadora con ansias de transformar de una vez y por todas la patria con todos y para el bien de todos.

 

 

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