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La medicina, derecho de todos.

La medicina, derecho de todos.

Por: Elizabeth Silva Rodríguez

“La verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave”, sentenció el Apóstol de Cuba José Martí  y a esta hermosa tarea se dedican los médicos cubanos desde el mismo triunfo de la Revolución en l959.

En el Programa del Moncada, Fidel Castro expresó la situación que presentaba la salud en el país antes del triunfo revolucionario; existía solo un médico  para atender a  más de mil personas y eso, si tenía dinero.

Morían niños de enfermedades evitables, la expectativa de vida no rebasaba los sesenta años y las vacunas eran privilegio de unos pocos. La medicina era todo un negocio.

Se hacía necesario un cambio radical para acabar con todos estos males .La Revolución  Cubana se encargó de eso.

Una de las transformaciones más importantes ocurridas  en el país después del 59 es que la medicina pasó a ser patrimonio de todos; se abrieron hospitales, policlínicas y una de las ideas más geniales de Fidel Castro se materializó: la creación de los consultorios de los médicos  de familia, que posibilita la atención primaria de la población y la prevención de las enfermedades.

La labor del médico de familia va más allá de la profilaxis y la cura, conviven en la comunidad con sus pacientes  y con la familiaridad  característica en los cubanos, forman parte de ella.

Los galenos son aquellas personas abnegadas que trabajan sin horario ni descanso para llevar la salud a cualquier parte del mundo, ellos son símbolo de dedicación y entrega.

Muchos son los profesionales de la salud que cumplen con la hermosa tarea de ayudar en pueblos de Latinoamérica,  Asia y África, que superan  la lejanía, barreras del idioma  y  separación de sus familiares para cumplir con el sagrado deber de ayudar a los necesitados.

En los cerros o las montañas de América, cruzando ríos  o caminando largos trechos,  llevando salud a los humildes, a los que nunca tuvieron esa posibilidad, están los médicos cubanos, ellos llevan  esperanzas de vida en sus manos  para repartirla con infinito amor.

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