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No son culpables.

No son culpables.

Por: Elizabeth Silva Rodríguez.

Héroes son los que pelean para hacer a los pueblos libres o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad. Esos son los cinco cubanos prisioneros injustamente en cárceles del Imperio: Héroes, defensores de la vida y la verdad, cinco jóvenes que han sacrificado su juventud, el amor a la familia, separación de la tierra que los vio nacer y a la que aman por sobre todas las cosas, símbolo de entrega total por una causa en la que creen y por la que luchan.

El país que se autodenomina Paladín de los Derechos Humanos y la Democracia ejecuta uno de los actos más viles de su Historia, culpar a cinco jóvenes cubanos inocentes. René, Gerardo, Antonio, Fernando y Ramón, son acusados de 26 cargos en un proceso irregular colmado de violaciones, donde ni siquiera los abogados, tuvieron acceso parte de las evidencias, la balanza de la justicia norteamericana perdió el equilibrio, una vez más, a su favor.

No existen documentos específicos, ni una sola página, que acusen a los cinco cubanos de terroristas. Todos sabemos que esta patraña fue impulsada por el odio visceral del imperialismo hacia el pueblo de Cuba, las evidencias lo demuestran: ¿Por qué celebrar el juicio en la ciudad de Miami?... Huelgan las palabras.

Condenas absurdas, dos, tres cadenas perpetuas, años interminables de cárcel por el solo hecho de defender a su país, ¿y por qué no? a Estados Unidos también del flagelo del terrorismo. ¿Es que acaso el vecino del norte no escarmienta con todo lo sufrido por los acontecimientos del 11 de septiembre?

La verdad es una: NO SON CULPABLES, son héroes que por sobre todas las cosas, ponen en alto su dignidad de seres humanos y de cubanos.

A pesar de veredictos y dictámenes, ellos siguen allí, en las mismísimas entrañas del monstruo, conociendo al Imperio como lo hizo José Martí. ¿Dónde están sus culpas? Nadie lo puede demostrar, pero las leyes de los imperialistas, de los que matan niños y ancianos indefensos, los que exterminan poblaciones civiles en masa en Irak, los que les arrebatan la comida a los pueblos para hacer rodar sus automóviles, demuestran su poderío.

René, Gerardo, Antonio, Fernando y Ramón, están en distantes y oscuras celdas, pero rayos de luz y esperanza los ilumina, es su patriotismo, las convicciones por la que luchan, el amor a su Patria, la solidaridad de los pueblos. Los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no merman por las contrariedades de la vida.

 

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